martes, 13 de junio de 2023

La sifilítica del pueblo

    Las telenovelas nos pueden dar escenas muy bizarras e increíbles, pero a veces en su título podemos encontrar una verdad incontestable. "Pueblo chico, infierno grande" es una telenovela mexicana producida por José Alberto Castro para Televisa en 1997. Fue protagonizada por Verónica Castro y Juan Soler, y en su título resume muy bien una realidad que me ha tocado experimentar de primera mano en los dos meses que llevo en Ferrol (A Coruña).

    Hace mes y medio aproximadamente, en una analítica de rutina, descubrí que tenía unos indicadores sospechosos de sífilis. No una infección declarada, pero digamos que la analítica no era negativa del todo. Por lo cual decidí inmediatamente someterme a tratamiento sin esperar ninguna confirmación e hice lo que he pensado siempre que es lo más adecuado: avisar a las personas que pudieron estar en riesgo para protegerles a ellas y a otras personas indirectamente. Craso error, CRASO ERROR.

     Avisé a dos personas. Si bien al menos con una de ellas la posibilidad de contagio era casi nula, avisé simplemente por hacer lo correcto y cuidar de los demás incluso aunque no les conociera en profundidad. Pues una de esas dos personas se ha dedicado desde hace mes y medio y hasta el domingo pasado como mínimo (me consta de primera mano), a hacer de esa información que yo le brindo en carácter confidencial y privado, una especie de noticia a viva voz para todos los gays del pueblo (y quien sabe cuántas madres de familia también... por las dudas).

     Hoy una persona, protegida por el anonimato de una red como Grindr, sin foto, sin descripción y sin nada, me atacó con una ristra de barbaridades y salvajadas que no se han visto ni siquiera en "Hermano Mayor" (Dakota estaría orgullosa). Cosas como que yo era responsable de haber "contagiado a todos", que esto era como "Wuhan" y que yo era el "paciente cero" y que había "iniciado una pandemia" (todo lo que pongo entre comillas no son exageraciones, son reproducciones fieles de fragmentos de esa conversación). Supongo que en Ferrol no existía la sífilis hasta que llegué yo, aunque me consta que muchos de esos maricones no se hacen una serología desde el año 2018, con lo cual no sé cómo pueden saberlo con tanta certeza.

... y me sentí francamente MAL 

    Yo que ya tengo casi 43 años y la piel bastante gruesa y curtida, me sentí mal. La mezcla de ignorancia y maldad que se me lanzó a la cara, me hizo daño. Se me llegó a decir que yo sabía que tenía sífilis y que casi de forma premeditada o intencionada, había contagiado a otras personas. Me dio hasta vergüenza tener que rebatir semejante fantasía, semejante ignorancia, semejante injusticia. Poco más y se me acusa de haber preparado la sopa de Pangolín... que digo preparar la sopa, ¡DE FOLLARME AL PANGOLÍN! Me sentí traicionado en mi buena fe, pensando que hacía lo correcto y recibiendo a cambio todo el odio y la intolerancia que tenían en reserva. 

     Me he puesto a pensar; si a mí con 43 años, con tantas cosas vividas y aprendidas, me ha dolido... ¿Qué puede pasar a un chico de 20 o 25 años, que un fin de semana se siente desinhibido y tiene la mala suerte de acabar con una gonorrea? ¿Qué le pasa si tiene que verse en la situación de tener que avisar a alguien y recibir a cambio el rechazo de toda una comunidad? Si yo con 43 años me he sentido mal, no me extraña que luego de algo así un chico de 20 años decida que se va del pueblo, que este no es su lugar. Lo más triste, es que ese chico no se va escapando de la homofobia "del pueblo"; lo realmente triste es que ese chico se va escapando de la homofobia "de los maricas del pueblo". Esa gente que, supuestamente, comparte tu forma de sentir, tu forma de vivir tu sexualidad, tus afectos, tus relaciones. Esa gente que crees que te va a apoyar o al menos entender en momentos difíciles, es la primera que te da la espalda, te señala con el dedo, te escupe a la cara, te dice que eres una guarra, una cerda, una sidosa, una puerca, la paciente cero, la que trajo la sífilis al pueblo, la irresponsable, etc. 

     Como yo soy un optimista a prueba de bombas, pienso que no toda la gente es así. Ni siquiera la mayoría. Estas personas son maricones de pueblo (y perdón por usar "de pueblo" de forma despectiva, pero ya me entendéis) absolutamente amargados, pero que en su amargura quieren arrastrar al resto de personas a su abismo. 

     La ignorancia es tolerable, incluso es solucionable; pero mezclada con maldad parece no tener remedio. En su momento yo he pensado que podía cambiar algo, ser un agente de cambio, de visibilización... pero me han quitado las ganas. Yo no soy El Quijote, no me apetece darme de bruces una y otra vez contra un molino de viento. No me quiero exponer a que me lastimen por defender un colectivo que no solamente no quiere que le defiendan, sino que además se ataca desde dentro como un cáncer.

     Solo quiero animar a reflexionar a quienes todavía pueden torcer su actitud (otra gente ya está perdida). Animo a que nos cuidemos entre nosotros, que seamos tolerantes, empáticos, comprensivos. Que en lugar de señalar con el dedo, demos las gracias. Que seamos conscientes de lo mucho que duelen algunas palabras. De lo mucho que podemos empujar a una persona a la absoluta infelicidad (me refiero más al chaval que acaba de salir de casa de sus padres, no a mí... que ya no me mata ni el cianuro). La autodestrucción puede ser individual (la he visto mucho en Madrid) o colectiva (la estoy viendo en Ferrol), pero es autodestrucción de cualquiera de las maneras. Somos pocos, y mas en "el pueblo", no nos podemos dar el lujo de tratarnos como mierda; aunque solo sea con un fin práctico y no moral.

    Yo les deseo, de todo corazón, a todos los que me tienen enredado en sus lenguas desde hace 45 días, que nunca reciban una "mala noticia" en una serología (si es que algún día se deciden a actualizar la de 2018). Espero que nunca tengan que recibir en sus carnes estos palos. Que nunca tengan que sumar al sufrimiento de estar enfermos (porque si, una persona con una ITS no es una guarra, sino que está ENFERMA), el sufrimiento de ser señalados como personas de tercera categoría deshechables, humillables y prescindibles. Les deseo desde el fondo de mi corazón que no les pase.. y si les pasa, que al menos APRENDAN y sean un poco menos miserables con los demás.

     Otra obra literaria, un poco más lejana en el tiempo a las telenovelas, es el "Martín Fierro" de José Hernández escrito en 1872. Pero igual que las telenovelas, puede encerrar verdades que tenemos que grabarnos a fuego en nuestros corazones. Y en una de sus páginas, dice un verso que nos deberíamos aplicar, todos aquellos que pertenecemos a una "minoría", cualquiera que sea:

 

"Los hermanos sean unidos porque ésa es la ley primera, tengan unión verdadera, en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos se pelean los devoran los de ajuera"

 

 


jueves, 11 de agosto de 2022

La Sociedad del Streaming

La sociedad del streaming rechaza todo aquello que no está hecho específicamente para un individuo, y eso nos está convirtiendo en una sociedad intolerante y antipática. 
Desde unos años a esta parte, las personas no solo se sienten legítimadas para criticar cualquier creación, sino también legitimadas para boicotear y acosar a los creadores que no hagan aquello que quieren consumir. Se trata de la cultura del streaming, que ya no nos convierte solo en consumidores exigentes, sino en consumidores INTRANSIGENTES... que es mucho peor. 
A día de hoy, cuando quieres consumir un determinado contenido, lo tienes no solo al alcance de la mano, sino a tu gusto. Puedes elegir qué serie ver, cuando verla, como verla. Si quieres te puedes descargar la temporada completa, verla en una tarde, o el jueves por la noche, o el domingo por la mañana... da igual. Puedes verla en el móvil, en el ordenador, en la tele... donde quieras. Y tienes un abanico de opciones que te permite ver solo aquello que quieres y que se adapta a tus gustos. ¡Fenomenal! ¿Verdad? 

 Pero hay un problema, esa cultura de "hecho a mi gusto", está provocando un empoderamiento del consumidor que está acarreando una cultura extremadamente tóxica hacia la creación. Pongamos un ejemplo que ha sentado un muy mal precedente en la industria del entretenimiento. En 2020, cuando estaba para estrenarse la película "SONIC", los que vieron el diseño del personaje principal se embarcaron en una campaña para dejar patente su descontento con el diseño y animar a la productora a que lo cambiase. Cosa que finalmente ocurrió:
Aquello creó una sensación entre los internautas de poder, de poder cambiarlo todo solo con la pataleta y el intento de boicot. 
 Unos años mas tarde se anuncia una nueva entrega de la saga de aventuras gráficas Monkey Island. Una secuela creada por el propio autor original de la saga, una excelente noticia para todos los fans. Pero resulta que en el momento en que a algunos no les gusta el nuevo estilo gráfico del juego, se embarcan en una campaña de ACOSO Y DERRIBO (literalmente) hacia los creadores del juego. Al punto de insultar, y publicar mensajes extremadamente hirientes en la propia web de los desarrolladores. 
 Ayer se lanza un video con detalles sobre el nuevo juego de la saga Splatoon, y ya tenemos a un buen puñado de "fans" quejándose de que no hay "suficientes cambios" que justifiquen un nuevo juego. Comentarios de tipo "mismo juego, diferente empaque", a pesar de que hay como mínimo 15 modificaciones bastante sustanciales sobre un juego que, la verdad sea dicha, tampoco necesita un cambio radical para seguir siendo divertido. 
Y así ocurre en mil otras creaciones artísticas, donde quienes van a consumir, están empoderados al punto de exigir al autor que haga algo adaptado a la perfección a sus gustos personales y no a la visión del propio autor. 

¿No estamos yendo demasiado lejos? 

Las expresiones artísticas son propiedad DEL AUTOR. Es su visión de lo que quiere transmitir lo que al final plasma en su obra, no la visión de otros, no lo que opinen los demás. Si una expresión artística no nos gusta, podemos opinar sobre ella, no consumirla, ignorarla... pero boicotear activamente al autor para intentar obligarle que haga algo a nuestro gusto, es el colmo del narcicismo, el egoísmo, la antipatía y la actitud más pueril que un adulto puede tener. 

Y el problema principal, es que la cultura del streaming, del "todo a la carta", se está impregnando en otros ámbitos de nuestra vida como sociedad.

Si en el colegio a nuestros niños les enseñan historia, pero no ajustada a la forma en la que nosotros entendemos la historia; pues nos vamos al colegio a pegarle al profesor, o hacemos una manifestación para que se cambien de cuajo los programas educativos. 
Si en Grindr queremos ligar, pues ponemos mensajes de tipo "No mayores de 40, ya tengo padres. Si eres mayor ni me hables", o "No gordos", o "No depilados" incluso recurriendo al insulto y la falta de respeto para expresar algo que debería ser una "preferencia" y que en cambio se convierte en un arma para hacer sentir a los demás como menos válidos o menos deseables. 
Si el gobierno no es del color que preferimos, intentamos boicotearle a base de mentiras, de fake-news; acusando de "dictadura" o "gobierno ilegítimo" algo que a todas luces no lo es (mas allá de que sea de tu ideología o no), exigiendo la dimisión de tal o cual ministro simplemente porque ha dicho que es sano "comer menos carne" porque a ti la carne te apasiona y no piensas renunciar ni a un gramo de ella (en lugar de no hacer caso, vamos a pedirle que dimita y cárcel).
... y así todo: boicoteando, faltando el respeto, mintiendo, insultando, despreciando cualquier cosa que no haya sido hecha a la carta para nosotros. 

Por momentos echo en falta cuando la televisión no era 24 horas, cuando solo había cuatro canales, y cuando si querías ver dibujos animados tenía que ser el sábado por la mañana y solamente a una hora determinada. Creo que nos ayudaba a forjar un carácter más paciente, más crítico pero sin llegar a ser intransigentes e intolerantes; a tener una personalidad más independiente, menos caprichosa, más selectiva de aquello que queríamos consumir sin por ello dinamitar aquello que no queríamos consumir. Solo nos falta aparecernos en el Burguer King con una bomba simplemente porque nos gustan más las hamburguesas de McDonald's, como si ambos comercios no pudiesen coexistir. 

Si una película no te atrae, no la mires. Si la temática de un libro no te gusta, no lo leas. Si un videojuego no te divierte, no lo juegues. Si una persona no te gusta, sigue tu camino. 
Pero en ningún caso es necesario faltar el respeto y dinamitar a una persona para que haga la película como tú la quieres, el libro según el tema que a ti te gusta, el videojuego con las mecánicas que te divierten, o se convierta en esa persona que a ti te gusta. 
No nos tenemos que olvidar que detrás de muchas de las cosas que criticamos hay personas, y personas con sentimientos; con lo cual nuestras críticas tienen que ser medidas, no hirientes, y de ser posible constructivas. Si una persona no te gusta, no es necesario que intentes cambiarla, ni tampoco es necesario hacerle sentir que no vale con insultos o comentarios hirientes. Le puedes decir "lo siento, no eres mi tipo" y el efecto será el mismo sin que haya dolor de por medio. Puedes decir "esta canción no me gusta" sin necesidad de hacer sentir al autor que su obra es una basura. 

Los antiguos Griegos valoraban muchísimo la Sophrosine, que era la moderación, la discreción y el autocontrol.... a ver si se nos pega algo de ellos y hacemos de nuestra sociedad un sitio más amable donde vivir.

jueves, 9 de abril de 2020

Cimientos productivos después del Coronavirus


Ahora entonces empezamos a pensar que quizá, y solo “quizá”, haya que traer la producción de material médico a España para no ser tan dependientes del exterior. Ahora nos damos cuenta que liquidar el tejido productivo de un país es aceptar una enorme vulnerabilidad en tiempos de necesidad. Ahora… recién ahora… Pero bienvenido sea.

Pero vayamos un poco más allá; ¿Por qué traer solo la producción de mascarillas y respiradores? ¿Por qué no empezar a fabricar destornilladores, cinta aislante, servilletas, calcetines, bandejas de desayuno, lápices? ¿Por qué no empezar a producir aquí los vasos de plástico, los cargadores de móvil, los cordones para los zapatos, las chanclas de playa, las gafas para la piscina? Ah…. Es que nos van a salir más caros que en China, y si son más caros no los vamos a comprar. Entiendo…. O no.

Cuando hablamos de traer la producción de China a España (o a Europa por lo menos), nos llenamos la boca de patriotismo, pero luego si existe la posibilidad de comprar un vaso de plástico Chino por 0,30€, lo preferimos a comprar uno fabricado en Toledo que cueste 0,90€. Preferimos unos calcetines fabricados en Pakistán por 5€ los cinco pares, que tres pares por 6€ fabricados en un polígono de Huelva. Igual no solo los gobiernos tienen que cambiar de prioridades, sino nosotros también.
Yo sé que todos somos unos asalariados de porquería, que llegamos a fin de mes contando con los dedos de una mano las monedas de un euro que nos quedan en la cartera, y por eso vamos a lo más barato posible. Lo sé, y lo entiendo. Pero quizá deberíamos pensar más allá. Porque comprar un vaso de 0,30€ no beneficia a nadie; a ti no te saca de pobre, y al Chino que está 12 horas encerrado en una fábrica produciéndolo tampoco. Igual hay que pensar que si gastas 0,90€ en un vaso fabricado en Toledo, no vas a ser menos pobre; pero igual ayudas a que una persona en Toledo tenga un puesto de trabajo. Y quizá esa persona de Toledo se venga a Madrid a tomar unas cañas una vez por semana y se deje 5€ en el Bar de Pedro, ese que está en la esquina de tu casa y que tanto te gusta porque te saluda por tu nombre cada mañana que pasas a buscar el pan. Y dicho sea de paso, resulta que Pedro compra el pan en la panadería de la esquina, esa que lleva 25 años abierta y que a duras penas sobrevive.

Hemos aceptado la globalización con los cuernos agachados. Una globalización que beneficia a los de siempre; que nunca somos nosotros, ni tampoco los que fabrican los productos que compramos a precio de miseria. Lo que se ha globalizado es la pobreza, no la riqueza. Pero estamos encantados de comprar cinco paños de cocina en el Chino por 3€, mientras a la salida vemos a un señor durmiendo dentro de un cajero automático.

Igual deberíamos pensar con la cabeza y el corazón puestos un poco más allá. Un poco más allá de las 24 horas posteriores a este momento. Quizá deberíamos asistir a cursos de economía colaborativa, a charlas sobre comercio justo, a pequeños terremotos mentales que nos saquen de esta rueda en la que estamos metidos. Una rueda extremadamente frágil, porque hemos desmantelado el aparato productivo pensando que lo único que da de comer es el turismo y los bares. Y el día que un virus entra por la puerta de atrás, nos deja con el esfínter anal al aire. ¿Qué persona en su sano juicio va al casino y apuesta todos sus ahorros a un único número en la ruleta? Nadie, ¿verdad? ¿Entonces por qué hemos decidido apostar nuestro futuro y el de las próximas generaciones a 2 o 3 áreas de la economía? ¿Qué pasa si mañana los turistas deciden que Nigeria es más bonita que España? ¿Qué pasa si mañana se descubre que las cervezas en casa saben mejor que en el bar? … ¿Se acabó? ¿Nos vamos todos a vivir debajo de un puente?

Ojalá esta experiencia nos sirva más allá de aprender a lavarnos las manos. Quizá nuestro problema sea justamente ese: que durante demasiado tiempo nos hemos “lavado las manos” sobre muchos temas.  Mucho me temo que tenemos memoria de mosquito, y nos olvidaremos pronto de lo importante que es la sanidad pública, el pequeño comercio, o el tejido productivo local. No soy muy optimista, pero al menos creo que es hora de que nos paremos a pensar si vale la pena ahorrar 20€ al mes, a costa de ir poco a poco destrozando nuestra riqueza como sociedad.
Lo viví en Uruguay, cuando decidimos que valía más la pena comprar todo de Brasil porque era más barato. Nos fuimos erosionando nuestros propios cimientos hasta que tuvimos que salir con el rabo entre las piernas a buscar suerte en otro continente. Y en España llevamos años haciendo lo mismo, erosionando nuestros propios cimientos. 

No digo con ésto que la responsabilidad sea solo nuestra, porque hay gente en posiciones de comando que tampoco hacen mucho para cambiar esto. ¿Pero sabes que cada tantos años puedes elegir si quieres que sigan los mismos ahí arriba o no? …. No voy a ponerme a hacer política partidista ahora, pero lo dejo caer. 

Volviendo atrás, lo que digo es que hay una responsabilidad individual, que tiene que ver con nuestro día a día y que podemos cambiar, aunque cueste un poco de esfuerzo. Comprar en el pequeño comercio, gastar un poquito más en productos prefiriendo lo local sobre lo importado, defender y promover la difusión de la cultura de lo público sobre lo privado. Y si es privado que al menos repercuta en todos nosotros, y no solo en unos pocos que están en chalets a los que nunca vamos a entrar a menos que sea para limpiar los baños. 

Y ojo, que con esto no estoy diciendo que no tengamos que comprar en un Chino, o que de pronto ahora tengamos que ver a la población China como una especie de enemigo público (quizá no debería haber mencionado a China tanto en este texto). Todo lo contrario; también hay pequeños comercios (restaurants, cafeterías, tiendas de estética, etc.) regentados por personas de origen Chino y que son parte de nuestra sociedad y que merecen esta misma consideración. Solo digo que tenemos que volver a producir aquí, volver a consumir aquí, intentar comprar de fuera solo aquello que no podamos producir ya sea por falta de materia prima, necesaria experiencia o formación adecuada (si es que no se puede solucionar de otra forma). La “Taberna Eulogio” que está en Lavapiés, con ese nombre tan castizo, es regentada por un matrimonio de origen Chino; pues ahí también deberíamos ir a tomarnos una cerveza. Porque el matrimonio compra el pan al panadero de la esquina, la cerveza Mahou a la fábrica que está en Madrid, y la leche a Central Lechera Asturiana. ¿Y sabes quienes trabajan en la fábrica de Mahou y de Central Lechera Asturiana? … nosotros, todos nosotros. Porque todos nosotros nos vamos a ver beneficiados si seguimos produciendo y consumiendo aquí y ahora. Y el matrimonio que regenta la Taberna Euologio, también integra el “nosotros” al que me refiero.

Ojo, que no me estoy poniendo en un ámbito de superioridad moral, que yo también compro cosas en Amazon. Pero quizá haya que pensar si es necesario comprar TODO en Amazon, o solo aquello que nadie más nos puede proveer en el tiempo y la forma que necesitamos. Quizá podamos nivelar un poco más la balanza sin necesidad de renunciar a un producto de Amazon o un pantalón del Primark. Si hemos sido capaces de consumir muchas menos bolsas de plástico que antes y acostumbrarnos a llevar nuestras propias bolsas o usar mas bolsas de papel reciclable, quizá el próximo paso sea éste. Todos los cambios de hábitos y actitudes generan resistencia y requieren esfuerzo, pero lo que hay que pensar es si vale la pena. Dejar de fumar en espacios públicos generó mucha resistencia, pero creo que casi nadie a día de hoy piense que no ha sido algo positivo.  

Lo que toca es construir una casa para todos con unos cimientos fuertes, que no se vean destruidos tan fácilmente cuando soplen vientos desde otro punto cardinal o alguien estornude fuerte en la ciudad de Wuhan. Ejerzamos la memoria, la responsabilidad, la generosidad, la empatía… y seremos más fuertes, incluso contra los virus y las bacterias.

domingo, 7 de octubre de 2018

La radio es una historia de ondas y de egos

 La historia de la radio es una historia de ciencia, y de inventores, pero también de egos, de dinero, de zancadillas... todo muy natural y humano.

Vamos a lo básico, la materia cuando recibe o emite energía, puede producir una radiación que ahora llamamos “espectro electromagnético”. Para resumir mucho mucho, digamos que el espectro es la radiación que se produce cuando los electrones de un átomo se mueven de un nivel de energía a otro. Hay una parte del espectro muy conocida por todos; la luz visible. Pero esa es una parte muy pequeña del espectro. Por encima de la luz, tenemos radiaciones invisibles y muy cargadas de energía: luz ultravioleta, rayos x, y rayos gamma. Estas radiaciones pueden ser muy peligrosas.

Por eso el radiólogo sale de la habitación cuando nos hace una radiografía, nos tenemos que poner protección solar contra los rayos ultravioleta, y si nos da un rayo gamma de lleno despídete rápido de tus familiares y amigos.

Por otra parte, por debajo del segmento de la luz tenemos la radiación infrarroja, las microondas, y las protagonistas de esta historia, las ondas de radio. Todas éstas son mucho más amables porque no llevan tanta energía.

Todo esto que os cuento, ya lo había teorizado James Maxwell 1861. Este señor nacido en Edimburgo, Escocia; se dio cuenta que el magnetismo, la luz, y la electricidad al final eran manifestaciones de un mismo fenómeno. 









Unos veinte años mas tarde, el alemán Heinrich Hertz, pudo probar en la práctica que estas ondas se podían producir, se transmitían por el vacío y el aire, y se podían detectar jugando con la electricidad y los imanes.

En un principio todo esto no eran más que cuestiones científicas sin utilidad práctica, hasta que otro grupo de científicos empezaron a pensar que todo este birlí-birloque de ondas podía usarse para transmitir energía o información. Hasta ese momento, toda la información se tenía que transmitir por cables. El cacharro estrella de las comunicaciones a distancia era el telégrafo, y mas adelante el teléfono; pero cualquier comunicación necesitaba kilómetros y kilómetros de cables, con los problemas que esto presentaba de mantenimiento, obras, y material. Y además hay que tener en cuenta que eran aparatos que no tenían ninguna movilidad, ya que para que un barco se comunicara con tierra, básicamente tenía que estar atado por un cable a tierra firme. Imaginaros hasta donde habría llegado Colón si le hubieran puesto una soga a las Carabelas. Así que cuando se descubrió y se probó todo este tema de las ondas, a unos cuantos se les hizo agua la boca pensando en las posibilidades.

Mi amigo Nikola Tesla fue uno de los que se frotó las manos. Una de sus tantas obsesiones era poder transmitir energía a distancia y sin cables. Algunos le adjudican incluso un proyecto llamado “el rayo de la muerte”, que básicamente era como un relámpago que te dejaba seco en tu sitio aunque estuvieras a medio mundo de distancia. Tesla estuvo experimentando con sus ondas y ya en 1897 patentó el primer radio transmisor. Su idea inicial era transmitir energía a través del aire, pero terminó por probar que era más factible transmitir información que intentar freir un churro a distancia. Además de que los churros engordan y la información no.

Ya entre 1895 y 1898 Tesla estuvo haciendo demostraciones de radio a distancia. Incluso en un lago del Central Park de New York se puso a manejar un bote a control remoto y casi lo llevan preso pensando que eso era brujería, o que directamente había metido un mono amaestrado dentro del botecito.

Otro de los nombres propios de la radio es el del ruso Alexander Popov. Popov estaba trabajando en un receptor de tormentas eléctricas. Usaba una cometa para elevar un cable que hace de antena de rayos, como hizo Benjamin Franklin para inventar el pararrayos. Si recibe rayos, pensó Popov, también podrá recibir otras ondas electromagnéticas.

¡Es que de tanto jugar al Tetris, los Rusos se hacen muy listos!  Así que Popov experimenta y experimenta y termina por inventar la antena de radio alrededor de 1885. Pero no solo los rusos eran listos, resulta que también la India habían científicos punteros. 


Allí tenemos a Jagadish Chandra Bose. En 1896, el Daily Chronicle of England informó a sus lectores que «el inventor (J. C. Bose) transmitió señales a una distancia de cerca de una milla y así proporcionó por lo tanto la primera evidencia, totalmente válida, de la aplicación de esta nueva maravilla teórica». A Chandra todavía le dió tiempo para inventar un emisor y receptor de Microondas. Eso que a nosotros nos parece tan moderno y que solo usamos para calentar el café con leche. Pues resulta que don Jagadish ya lo había inventado cuando no habíamos ni llegado al año 1900. Como anécdota decir que Jagadish en su juventud vivía casi puerta con puerta con Rabindranath Tagore, que era filósofo, escritor, dramaturgo, novelista, y en sus ratos libres hacía encaje de bolillos y punto cruz. Vamos, que debía ser un gustazo vivir en ese vecindario. Pero claro, si hablamos de radio, no puede faltar un nombre que nos va a sonar a todos, es mas…. que nos suena como “el inventor de la radio”, asi con mayúsculas. Se trata de Guillermo Marconi.

Este señor fue considerado durante muchos años como el inventor de la radio, incluso a día de hoy hay libros por ahí que lo nombran como el inventor cuando la realidad es diferente.

Guillermo Marconi mas o menos al mismo tiempo que todos los demás, estaba investigando este maravilloso mundo de las ondas de radio. Hasta que un día, con un poco de madera, cables, imaginación y mala leche; construyó un aparato que usó para enviar mensajes en código Morse entre Francia e Inglaterra. Aquello lo pondría en el pedestal de los pioneros de la tecnología y la ciencia, si no fuese porque Marconi construyó su radio usando 17 patentes de Tesla, además de partes de inventos de Alexandr Popov, Chandra Bose y otro científico llamado Oliver Lodge. Realmente el mérito de Marconi es haber visto una utilidad práctica en toda esa nueva tecnología, y haber montado un aparato con patentes existentes. Claro, todo ese mérito se va a la porra cuando Marconi intenta patentar su invento haciendose el longuis y escondiendo que su “invento” es un batiburrillo de cosas que ya otros han patentado tiempo antes.
Asi es que la academia Rusa de las ciencias rechaza su patente cuando se dan cuenta que su invento tiene partes que ya había patentado Alexander Popov. Y ya se sabe que los rusos no llevan nada bien eso de que venga alguien de fuera a robarles los inventos, asi que se salvó de milagro de que lo mandaran a picar piedra a Siberia. Y otro tanto de lo propio hizo la oficina de patentes de los Estados Unidos, que lo vio venir con su radio bajo el brazo y le dijo “¡Quieto parao! Que tu colega Tesla ya tiene la mitad de tu radio patentada hace dos años”.

Entonces, ¿Como es que Marconi no está en Siberia y es considerado el inventor de la radio durante tanto tiempo?

 La respuesta es bastante fácil; ENCHUFES… y no me refiero a los que se conectan a la pared.

El listo de Marconi tenía un amigote muy importante en Estados Unidos, uno de estos enchufes que te dan una energía enorme: Thomas Alva Edison.

Don Thomas Alva Edison por esas épocas ya era toda una celebridad. Además de ser un inventor brillante, era un empresario despiadado. Para él los inventos tenían valor siempre que se pudiera sacar dinerillo de ellos. Así que chocó durante muchos años con Tesla, a quien veía como un científico loco e idealista, poco ajustado a la realidad. Sin mencionar que además le tenía unos celos terribles, porque Tesla además de ser alto, guapo y tener los ojos azules, era el más inteligente del barrio y eso a Don Tomás le sentaba como una patada. Y todavía tenemos que añadir que Tesla en tiempos había trabajado para él, y habían terminado como perro y gato cuando Edison le birló 50.000 dólares que le había prometido por unos trabajos.
Que no es por sembrar cizaña, pero yo igual también me hubiese molestado un poquito.
A día de hoy no se sabe si realmente eso fue asi, o si Tesla realmente se enojó porque Edison no le quería subir el sueldo de 18 a 25 dólares; pero lo cierto es que Edison era un rata y Tesla un antisocial, así que aquel matrimonio ya iba mal desde el principio. Total; que Marconi era muy amigo de Edison, y entre los dos veían que aquel invento de la radio o el telégrafo sin hilos podía dar mucho dinero. Así que al parecer Don Tomás se puso a mover hilos todo lo que pudo para que a Tesla le retiraran la patente y autorizaran la de Marconi. Y así fue que en 1904, increíblemente la oficina de patentes de estados unidos aprobó la patente de Marconi. De ahí en mas, La empresa que fundó Marconi, la “Marconi comunications company” tuvo via libre para forrarse con el nuevo invento y de paso agradecerle a Edison por los favores recibidos.

¿Y Tesla?

 Tesla quedó un poco comiéndose los mocos, la verdad. Se metió en un pleito a partir de 1913 para que le devolvieran la patente, pero no tenía un duro para pagar a los abogados, y al final se murió en 1943 sin haber visto ese objetivo cumplido. Pero mira como son las cosas, que ese mismo año, al rato de morirse Tesla, la oficina de patentes de una vez por todas reconoce que la patente de Marconi es inválida y está basada en 17 patentes existentes de Tesla. Así que dicen que de Marconi “nanai” y desde ese dia Tesla figura como el inventor de la radio. Marconi en todo caso queda como inventor de la “telegrafía sin hilos”, que es como decir que le reconocen el invento del abre-fácil de los paquetes de galletas.

Podemos pensar que la oficina de patentes de EEUU ha actuado con justicia y benevolencia…

… pero las cosas no son casi nunca tan dulces en el mundo real. Veréis, después de la primera guerra mundial, fue Marconi quien se metió en un pleito contra el gobierno de los Estados Unidos porque al parecer los yankis se hincharon a usar la radio durante la guerra, y no le dieron ni las gracias a Marconi por usar su invento.
Como los yankis también son muy listos (casi como los Rusos y los Indios), cuando se murió Tesla pensaron “¡Ésta es la mía!”. Ya se sabe que muerto el perro se acabó la rabia; asi que lo que hicieron fue darle la patente de la radio al finado, así de esa forma dejaban KO a Marconi que ya no podía demandarles por el uso de una patente que, en la práctica, ya no era suya.

Pero vamos a responder a la pregunta del millón, ¿Quien inventó la radio?

Bueno, a día de hoy hay consenso de que el invento en su mayor parte pertenece a Nikola Tesla, aunque se entiende que es un invento colectivo de un montón de científicos que fueron aportando avances para lograr lo que hoy llamamos radio. Por ahí está el canadiense Reginald Fessenden, el británico John Ambrose Fleming, o el estadounidense Lee De Forest. 
 

Pero uno que llama mucho la atención es un Español. Que ya se sabe que Españoles hay en todo

Tenemos que reconocer a Julio Cervera Baviera. Según las últimas investigaciones, desarrolló la radio años antes que Marconi. En 1899 incluso trabajó durante 3 meses con Guillermo Marconi y su ayudante …. Si, huele un poco a chamusquina la verdad.

Don Julio obtuvo sus primeras patentes en telegrafía sin hilos antes de finalizar el año. Es cierto que el italiano inventó antes que Cervera la telegrafía sin hilos, pero para transmitir señales, no sonido. Cervera fue el que transmitió voz sin cables entre Javea en Alicante, e Ibiza a 85 kilómetros de distancia. Todo ésto en 1902. Pero ahi se quedó don Julio, como una anécdota más, mientras otros se llevaban toda la gloria y el parnés. 

miércoles, 5 de septiembre de 2018

El fuego purifica todo... y la soledad también

Para cualquiera que haya caminado por el centro de Madrid, no es sorpresa encontrar a estas personas denominadas “relaciones públicas” invitando a todo transeúnte desprevenido a tomarse una copa o cenar en algún lugar mas o menos cercano. Por regla general suele ser gente mas o menos simpática, que te acerca una tarjeta mas o menos simpática, para que acudas a un sitio mas o menos simpático, a dejarte tus mas o menos simpáticos euros. Hasta ahí todo muy simple y sencillo, ¿No?

Pero, ¿Habéis contado alguna vez cuantos de estos “relaciones públicas” se acercan a vosotros cuando vais SOLOS?  …. ¿Cuántos decís? ¿Dos, tres …. CERO?

Sí, si vamos solos por la calle, la cantidad de “relaciones públicas” (que en adelante denominaré RRPP) que se nos acerca es CERO. Como si la soledad fuese una peste que se contagia; como si una persona sola no tuviese derecho o ganas de comer o de tomarse una copa. Aunque viva solo, mi metabolismo sigue requiriendo la ingesta de proteínas, hidratos de carbono y grasas…. ¿Sabes?

Ser sociable es algo muy positivo, pero está sobrevalorado. No necesariamente está por encima de vivir una vida plena en soledad. O mejor dicho, con la compañía de uno mismo. 
¿Por qué solamente tienen derecho al ocio aquellos que van acompañados de una turba de seres humanos riéndose a carcajadas de cosas que solo ellos entienden, y que al resto de transeúntes nos parecen banales, cuando no tremendamente estúpidas? 
¿Acaso no existe gente que va por la vida sola? 

Yo soy uno de ellos, y no sé lo que es oler el cogote de un RRPP porque no se me acercan ni a 20 metros. Yo no tengo amigos, mi familia vive a 1500 kilómetros como “cerca”, y no tengo mascota ya que la rata que tenía (gracias a que a mi ex se le había antojado una mascota pero yo no quería ni un perro ni un gato, porque sabía que él no se haría cargo y tendría que aguantarlo durante 20 años) se murió. 
Por no tener, no tengo ni plantas en casa. El último ser vivo alojado en casa fue un cáctus, y le caí tan antipático que logró crecer piernas y un día se fue de casa andando. 

Y a pesar de todo esto creo que tengo el derecho de tomarme un gintonic o comerme una tortilla de patatas en un restaurant, cuando no una bola de takoyaki o una samosa de pollo con curry.

Un “amigo” me dijo que, claro, eso no es rentable para un restauran (y lo pongo entre comillas porque tengo serias dudas de que sea un amigo). Que un comensal te ocupe una mesa que podría ser para cuatro personas efectivamente no es rentable. Y lo entiendo, pero , ¿Por qué entonces los restaurantes no ofrecen otra clase de alternativa?

Nuestros amigos los Japoneses (que nos llevan años de ventaja en esto de ser unos bichos antisociales y reprimidos) tienen unos restaurantes que se adaptan perfectamente a que uno vaya a comer solo:


Como se puede apreciar en la foto, la gente come en una especie de mostrador, de cara a los cocineros / camareros. Esta disposición es perfectamente compatible con ir a comer solo. Nadie te va a mirar “raro” por estar solo en una mesa para cuatro con la calva grasosa brillando bajo la luz de los focos y el camarero constantemente preguntando “¿Estás esperando a alguien?”. Puedes comer disfrutando de tu patética soledad sin que eso sea evidente a la vista. Al fin y al cabo uno tiene derecho a vivir su patetismo discretamente. 
Y si te apetece contacto con otro ser humano, pues tienes gente a tus costados o los camareros delante, que con tal de que consumas algo más son capaces toda clase de falsedades.

Invito a los dueños de los restaurantes a implementar sistemas como éste. La barra de un bar no es un sitio cómodo para comer, pero con una pequeña modificación a la Japonesa, podemos hacer de estos sitios un lugar cómodo y acogedor; para todas esas personas que, como yo, tenemos alergia a tener que estrechar la mano de alguien o tener que contarle cuestiones personales por miedo a quedar en silencio incómodo, mientras manoteamos el móvil porque no sabemos muy bien que decir, y nos genera ansiedad mirar a las pupilas de otro ser vivo por si están viendo a través de nuestros ojos esa parte oscura de nuestra alma que nos anima a quemarlo todo.. TODO…...


… porque el fuego purifica, eso lo sabe cualquier hijo de vecino… 
...incluso un RRPP.

viernes, 20 de julio de 2018

Episodio VI: El retorno del Sonotone

La historia es cíclica, eso no es un descubrimiento. Hasta Shirley Bassey cantaba:

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"They say the next big thing is here, 
That the revolution's near, 
But to me it seems quite clear, 
That it's all just a little bit of history repeating."

Lo que antes era moda, hoy se convierte en cosa antigua de viejos; y mañana las cosas que usaban nuestros abuelos, estarán de tuberculosa actualidad.

Hace años, cuando yo era un joven melenudo, nos parecía cosa de viejos ver a esos señores que iban con una radio a transistores en la oreja escuchando un partido de fútbol en radio AM. Hoy es "trending topic" ver a los chavales con el móvil en la oreja escuchando edificantes canciones de reggaeton que dicen cosas tan poéticamente elevadas como: 

“Esa bellaca me llevó secuetrao, la puta me ha dejao con el picho pelao, que tu ere bien puta, que tu ere bien puta, que tu ere bien puta puta puta puta…”
people,portrait,adult,man,monochrome,two,music,wear

Los chavales se sienten en la cresta de la ola de la modernidad, cuando realmente están haciendo lo mismo que los señores de 89 años hacían por la calle en 1989.
Cuando llegué a España en 2003 estaban en todas las tiendas los pantalones vaqueros acampanados, esos mismos que 30 años antes llevaban los BeeGees y que un par de meses antes nos daban la risa. Los pelos largos, las barbas, las patillas, los estampados de flores, las plataformas, todo va y vuelve y es mejor no criticar el estilismo de nadie; no sea que mañana se ponga de moda y nos caiga el escupitajo en el ojo. 

Antes llevar unos cascos que te tapaban la mitad del cráneo era una estética ochentosa de lo mas ridícula, y unos años mas tarde resultaba ser que los cascos que tapaban tus orejas te daban un aspecto de hippy urbano empleado a media jornada de lo más moderno. 

Hablando de cascos y auriculares; ahora yo pido encarecidamente que alguien me explique la diferencia entre un iPod y un Sonotone.

Hasta hace dos días yo no sabía que era un iPod (pequeños auriculares inalámbricos que funcionan por blutú), y si hubiese visto uno en la calle hubiese jurado que era un Sonotone de diseño. El Sonotone es el aparato tecnológico que pone mas en evidencia la edad que uno tiene. Claro que también es algo que utiliza una persona con un grado de sordera, pero mayormente lo identificamos con un artículo que utiliza una persona que ya pasa de los 70 años; como el indasec, las barandillas para la ducha, el pegamento Corega para dentaduras postizas, y todos esos artículos que le han dado a Concha Velasco para publicitar. 

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¡Oh musa del IMSERSO!

Asi que aquello que hasta hace dos dias nos parecía cosa de viejos, otra vez es lo mas "in", lo mas "cool", y lo mas "chachi piruli" del mundo mundial. 

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¿No se puede adaptar el iPod para escuchar conversaciones lejanas como se hace con el Sonotone? ¡Que atraso! 

Hay mucha gente en el metro usando los iPods. Pero como pasaba con los móviles, la gente para fardar andaba con uno de juguete. Por eso a veces tengo la duda si son de verdad o es que alguien le ha cortado los cables a los auriculares del chino para hacerse el sofisticado. Lo mismo me pasa con la gente que habla por móvil en el metro; teniendo en cuenta la poca cobertura que hay en la mayor parte de la red, no entiendo como no se les corta la llamada. Estoy seguro que la mitad de las veces no están hablando con nadie y solo fingen tener pareja, ser exitosos, e ir a una reunión.

¿Y si se te cae un iPod? ¿A donde va a parar? Si se te cae un auricular, no va a ir muy lejos; se quedará colgado del cable. Pero el iPod no tiene de donde colgar. Y claro, quedarse con un solo iPod es un fastidio, porque toda aquella música que escuchabas en glorioso estéreo ahora tienes que escucharla en monoaural y de un solo lado del cráneo, igual que esos señores que iban con una radio a transistores en la oreja escuchando un partido de fútbol en radio AM (dejavú). Entonces resulta que ahora hay iPods con una tira sujeta a cada uno, que te puedes enrollar alrededor del cuello o la cintura. Es decir, como un auricular CON cable. O sea, te gastas 100 veces mas dinero para comprar algo nuevo que al final funciona exactamente igual que lo viejo; porque entre un iPod con correas y un auricular del Alcampo, la única diferencia es que uno te viene en una caja con una manzana mordida, y el otro en una caja con un canario.

Asi que yo recomiendo abrazar lo viejo, comprarse ropa en los mercadillos de segunda mano que huelen a naftalina, no tirar nada de lo que ha dejado de estar de moda. ¿Acaso ahora no está de moda ponerse hasta arriba de heroína inyectada como hacían nuestros primos hace 25 años? ¡Claro que si! No tires la droga, y mucho menos las jeringuillas. Que hasta hace nada los yonkis eran parias, y ahora en cambio van a todos los festivales de moda. 

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That it's all just a little bit of history repeating!

domingo, 8 de julio de 2018

La bella imperfección de la Parroquia

Me he mudado, y he vuelto a repetir otra vez lo mismo....
.... o no.

Cuando un marica llega un nuevo barrio es casi obligado responder a un ritual de varios pasos: abrir el Grindr para ver quiénes son tus vecinos, buscar el gimnasio más cercano, y por último abrir las cajas de la mudanza (las prioridades son las prioridades, ya se sabe).

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Esta vez me he quedado un poco detenido en el segundo de los pasos: buscar gimnasio. Mientras estaba buscando alternativas (ahora vivo en el centro pero sigo siendo pobre), me asaltó un pensamiento fugaz pero profundo. Una pregunta para ver si era justificado gastarse 300€ al año en el gimnasio:
"¿Realmente lo estoy haciendo POR Y PARA MÍ?"

Y dudé... y yo dudé de él..... 

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Lo que vengo a decir es que me surgió la duda, no supe responderme rápidamente a mí mismo. Me gusta pensar que lo del gimnasio lo hago para mí mismo, para verme mejor, sentirme con más energía; y todas esas cosas que uno dice para no tener que decir en voz alta que realmente lo haces para impresionar a los demás y tener algo chulo que contar. Y como he dudado, he decidido no hacerlo. 
¿Significa esto que me voy a dedicar a comer
donuts y rascarme el escroto todo el día en mi casa? 
Por supuesto que no, pero haré ejercicio de otra manera. Volveré a caminar más, haré ejercicio en casa con las ventanas lacradas y tapiadas para que nadie me vea, y cuidaré lo que como. Y me guardaré esos 300€ para ir a visitar a mi hermana y su familia, hacer algún curso que me enriquezca las "nuronas", o volver a Tokyo.

Hacer ejercicio y estar en forma es importante: repercute positivamente en la salud, aumenta tu autoestima, y te provee de una sensación de logro personal. Pero muy en el fondo uno siempre se debe cuestionar las razones verdaderas por las que hace determinadas cosas. He decidido que quizá sea mejor
reivindicar los cuerpos "normales" que buscar obsesivamente la perfección. Yo no tengo genética para ser un Adonis Griego, y probablemente sea más feliz siendo consciente de ello y actuando en consecuencia. No hablo de resignación, hablo de no intentar imposibles para complacer a los demás... especialmente cuando "los demás" son perfectos desconocidos que no se interesan por quién eres, sino más bien por llevarse a la cama el nuevo producto que han encontrando en la estantería de promociones del supermercado (en mi caso sería la de "productos a punto de caducar").

Tengo 38 años, y mi cuerpo tiene marcas de guerra. Marcas de haber vivido 38 años. Tengo cicatrices varias de cirugías, tengo marcas en la espalda de rascarme granitos que me salen cuando tengo ansiedad, me salen cuatro pelos asimétricos en el pecho, tengo un pelito en la punta de la nariz como si fuese una bruja, tengo las orejas que son de mi padre (y que llevo con orgullo) que parecen de un Elfo que ha tenido un accidente de tráfico. Todas estas marcas de batalla también me hacen quien soy, e igual es hora de aceptarlas como parte de mí. Repito que en ningún momento recomiendo la resignación, pero digo que quizá sea hora de intentar mejorar las cosas que a uno no le gustan de sí mismo, pero solo si de verdad no te gustan A TÍ MISMO... no a otros.
A mí me han rechazado porque en el momento de la desnudez me han visto esos granitos a los que me refería anteriormente. Pero en lugar de volver a casa deprimido y esconderme bajo las sábanas, ésa experiencia me ha hecho reafirmarme en el concepto de que no tenemos cuerpos "perfectos" (siempre discutiendo el concepto de "perfección") y que no es necesario que los tengamos. Nuestros cuerpos son un mapa de las cosas que hemos vivido, tienen manchas de aquella vez que te quemaste con agua caliente, estrías de aquellos hijos que has parido, pieles menos elásticas por los años que llevas en este mundo, ausencia de cabello por la cantidad de testosterona heredada de tu padre y de tu abuelo. 

Ayer estuve en el centro de Madrid viendo algunos conciertos de las festividades del Orgullo LGTB, y me sorprendió la cantidad de gente "normal" que había. Gente que no medía 1,90 mts., que no estaban forrados de músculos, que no tenían grandes melenas ni pieles bronceadas. Gente con un poquito de sobrepeso, con poco pelo, con canas, con lunares en la cara, mayores de 26 años¡Y eran todos tan bellos!
Que en un momento de revelación me di cuenta que la realidad está en la calle, no en las APPS de los móviles.

Nosotros somos nuestros cuerpos y nuestros cuerpos detallan una vida rica en batallas ganadas y perdidas. Tu cuerpo no es un "handicap", es tu templo. 
Asi que si vas a ponerte a hacer reformas, ¡Adelante!
Pero asegúrate de ser tu propio arquitecto, porque si reformas tu templo todos los días para conformar a cada uno de los feligreses; el día que ya no quieran venir a escuchar la homilía, te habrás dado cuenta del tiempo que perdiste haciendo reformas, y lo VACÍA que se te ha quedado la misa.

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La sifilítica del pueblo

     Las telenovelas nos pueden dar escenas muy bizarras e increíbles, pero a veces en su título podemos encontrar una verdad incontestable....